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Además de los propósitos que al inicio de cada administración federal se plantean, estamos a años luz de ver ésta al final del túnel, porque somos inconformes a todo, con la suplantación de los escenarios alternos, esos que deambulan de noche y de día, a todas horas, los abandonos recurrentes.
México no ha cambiado en 365 días, las historias suelen ser las mismas, los protagonistas han sido reciclados, más longevos que no viejos, pero mezclados con una generación que observa distinto el mundo globalizado. Y si nos vamos a la cómoda de las grandes reformas, estructurales que les nombran, y que al país le urgían desde hace más de una década, estamos en el subdesarrollo de los planteamientos constitucionales, ante un Congreso que se mira a si mismo incrédulo de las vanidades y excesos de protagonismo de algunos de sus pares.
Han sido aprobadas
algunas de ellas, siendo la que más falta hacía, la que más problemas da después de pasar todos los filtros, hasta su promulgación.
No nos perdemos en un callejón oscuro y resbaloso, además de sospechosamente cruel y verdadero, aquel de dejar fuera de toda oportunidad a los que sí dan respuestas, a los que sí hacen los esfuerzos, pero como siempre hay otros que el servilismo los encampana, así pasaremos inadvertidos devengando osadías.
Un presidente informado es un presidente fuerte, aquel que sabe que se pintan guarniciones y fachadas para inauguraciones es plausible, lo vivió de gobernador del Estado de México, el más complejo del país.
Ahora logra atrapar en la mayoría de los casos los reflectores a su favor, descontento siempre lo habrá, en política no hay magia, siempre dos más dos son cuatro, y hacerse bolas no es condicionante fuera de foco.(SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, SOLICITARLO A: laratrejo@hotmail.com)
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