Las crisis en el peor de los escenarios casi siempre cuestionan los
liderazgos, si es que existen y permiten estos establecer acuerdos, no
solo para superar lo inevitable, sino para alcanzar metas mediáticas.
Es la política en su sentido más amplio la cual soporta hasta los
fundamentalismos, las hondas y profundas diatribas, que no diferencias
de fondo, a la hora exacta en la toma de decisiones que pueden cambiar
el curso de la historia.
No estamos incursionando en terrenos
desconocidos, desde siempre, o al menos desde que la memoria nos asiste,
los Estados Unidos de Norteamérica fijan el pulso de la economía de
México, y en los tiempos presentes no es la excepción.
Tuvo que
aprobarse primero el techo de la deuda pública del otro lado del río
Bravo, para que la legislación mexicana endurezca su postura
recaudatoria con los cautivos contribuyentes, que seguramente
incrementarán, los grandes afectados, los honorarios de sus despachos
contables, para esquivar el tsunami de nuevos impuestos para 2014.
La actual crisis económica, que no ha superado del todo el gigante del
continente americano, cuestiona el liderazgo de los EEUU, porque el
largo bloqueo presupuestario que ha superado Barack Obama antes del
vencimiento de un plazo fatal, sí pone de relieve la división del
partido Republicano y los problemas de gobernabilidad del país vecino.
Solución mediática de última hora, como la que resolvió en el corto
plazo, ponen en entredicho un falso liderazgo y si un excesivo
protagonismo, respuesta inminente de un declive norteamericano.
Porque se afirma con razones de pesos y argumentos, tomando en cuenta
que son potencia, y deben garantizar estabilidad económica mundial, no
pueden tener en vilo al resto de las naciones cada tres meses.(SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, SOLICITARLO A: laratrejo@hotmail.com)