martes, 17 de junio de 2014

EL PERDÓN. ( Frank Barrios Gómez).


El perdón es una cualidad que nos permite liberarnos de ataduras para llevar una vida placentera. Se tiene un falso enfoque sobre él, y existe mucha confusión al respecto. Se cree que la gente que nos rodea es quien debe pedir perdón por el daño que nos causó, y mucha gente se considera reyezuela cuando alguien se presenta a darle sus respectivas disculpas, y con aire de muchas ínfulas, con un gesto de vencedor, en forma irónica suelen decir que perdonan al agresor.
El perdón va más allá de lo que se piensa e imagina. Hay gente que carga una culpa y no puede vivir con ella, incluso se dan casos de remordimientos que se cargan en la mente, y la persona una vez que saca aquello de su psique puede morirse en paz.
Culpas existen muchas. Unas mayores a otras pero son culpas, al final de todo. Los responsables de ellas son quienes las cargan porque se encargaron de crearlas, y en ocasiones son felices, a sabiendas que le están carcomiendo el alma.
Existe gente que desde que se levanta del lecho, lo hace con una mueca diabólica, dispuestos a contagiar a quien se lo permita, descargando en ellos el lastre que lleva y disfrutan ver cómo los más débiles de carácter, son contagiados producto de su ignorancia.
En este mundo en el que nos desenvolvemos, es bastante difícil convivir con personas que están envenenadas mentalmente, y se la pasan causando daño al prójimo. La autoridad competente puede remitirla, y por medo de los procedimientos legales, se ve obligada a pedir una disculpa por la ofensa causada. Pero en su interior comienza a maquinarse la forma en que va a dirigir una venganza.
Diríamos que eso a nosotros no debe perturbarnos nuestra tranquilidad. Y nuestra conciencia estaría tranquila, sólo que nos hemos ganado un enemigo gratuito, el cual espera el momento preciso para actuar como lo acostumbra todo cobarde, por la espalda.
Así es la sociedad en la que nos desenvolvemos. Infinidad de zancadillas se acostumbra poner por delante, con tal de saciar instintos perversos. Y si nos encontramos en medio de esa vorágine, no vamos a permitir que nos perjudiquen, y de inmediato tendremos que defendernos, porque no queda otra alternativa.
El perdón es una expresión de amor. Una virtud que pertenece al alma y sólo los grandes son capaces de sentirla y proyectarla hacia los demás. Basta ver cómo se comporta una persona, para darnos cuenta si en su interior lleva el suficiente amor para comprender lo que es el perdón.
Errar es de humanos, se cometen errores y muchas veces se cae en el mismo hoyo. El inescrupuloso se escuda en infinidad de pretextos, buscando chivos expiatorios para lavarse las manos y vive en su mundo, a sabiendas que hace mucho daño a gente inocente.
Pero quien lleve siquiera en su interior una chispita de amor, su misma conciencia le impide permanecer por mucho tiempo indiferente, sabiendo que gente inocente está pagando por cosas que no hicieron, y de inmediato se pone a sacar ese lastre que lleva dentro de sí, atormentándole y haciéndole la vida de infierno, y de inmediato se pone a limpiar esas culpas pidiendo perdón por el daño causado.
La cosa no es sólo pedir perdón a los demás. Lo primero que debe hacerse es perdonarse a sí mismo, y estar plenamente convencido del daño causado a gente inocente. Lo
Esegundo, será resarcir el daño que ocasionó la felonía que se llevó a cabo para que en parte, se logre un descanso que llega a lo más profundo del alma. (SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, SOLICITARLOS A: lara@hotmail.com)

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