sábado, 18 de abril de 2015

EL PARAISO PERDIDO. LA CIUDAD DE THELOS. Frank Barrios Gómez.



ebes saber que antes que existiera esta civilización, existieron otras que tuvieron que ser destruidas por su grado de maldad”, dijeron los sacerdotes a Solón, el grande, cuando estuvo preparándose en Egipto, lugar donde pulió los conocimientos ya adquiridos.
“Antes de nosotros existió otra cultura de nombre Atlántida, y quedó sepultada bajo las aguas del océano Atlántico”, fue lo que escuchó Solón de labios de esos sacerdotes.
Pero debemos tomar en cuenta, que antes de Atlántida, existió una raza más evolucionada que los atlantes, y se desarrolló en el lugar donde hoy está el océano Pacífico. Es conocida como “Mu” o “Lemuria”.
Se habla de edades milenarias sobre el tiempo que rigieron sobre la Tierra, lo cierto de todo esto, es que desaparecieron hace unos 25 mil años. En el “Calendario Azteca” o “Piedra Solar”, se les menciona como Hijos del Tercer Sol.
Conscientes que la Tierra estaba sufriendo grandes cambios, y que su cultura tenía que desaparecer, los dirigentes lemurianos, gente sabia que vivía en armonía con el cosmos, se pusieron en contacto con los genios siderales que rigen los destinos de la humanidad, pidiéndoles permiso para que se les concediera un lugar, en el que pudieras sobrevivir, y continuar con la evolución física y espiritual de quienes fueran seleccionados para habitar ese sitio.
Lemuria se hundió y sólo sobresalieron las partes altas. La geografía terrestre cambió en ese entonces, en relación a como estaba antes de ese hundimiento. La raza lemur era una mezcla de seres provenientes de Sirio y Alfa Centauro. Otra porción más pequeña, vendrían de otros planetas. Alcanzaron tal grado de evolución, que fácilmente se contactaban con la quinta dimensión, y a voluntad ingresaban a ese plano, a la cuarta y a la región etérea, con sólo desearlo.
Esto es posible, cuando el hombre está en completa armonía con su propio universo (él mismo). Sus facultades paranormales estaban desarrolladas y percibían cosas que no es posible percibirlas con los sentidos corporales.
Pero cuando un grupo de lemurianos empezó a dejarse manipular por su ego, se rompió esa armonía, y sólo un selecto grupo fue quien logró ponerse a salvo, algunos alcanzando las porciones que sobresalían sobre las aguas, como Hawai, Australia y la isla de Pascua.
Pero lo más selecto, con anticipación, dirigidos por grandes constructores cósmicos, empezaron a acondicionar una gran caverna que actualmente se localiza en las entrañas del monte Shasta, en el Estado de California, E. U. A.
Tuvieron tiempo suficiente para preparar el lugar, ya que un cataclismo de esa envergadura, no se da de la noche a la mañana. Llegado el momento final el cataclismo manifiesta como dijo Platón, en un día y una noche, como sucedió en Atlántida. Algo similar pasó en Lemuria, después de estar anunciando la tierra, que algo no estaba bien, y si no arreglaban el conflicto que tenían los habitantes de la superficie, no le quedaría más remedio que poner un correctivo, para sanear la superficie. Algo similar está sucediendo en estos
“D
momentos. Y el hombre desoye el lenguaje de la naturaleza. O arreglamos lo que está mal entre nosotros, o la misma naturaleza se encargará de hacerlo drásticamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario