martes, 21 de junio de 2016

En mi opinión... Por: Luis Alonso García Hernández



Fue el encargado de operar, usar a la Policía Federal y autorizar la criminal represión contra los maestros y habitantes de Nochixtlán, Oaxaca, igual del intento de engaño a la población mexicana, como titular de Comisión Nacional de Seguridad.

Minutos después de la violenta y criminal represión contra maestros y bases de apoyo de Nochixtlán, Oaxaca, la mañana del domingo 19, con saldo de ocho muertos, cientos de heridos y decenas de detenidos, fotografías y videos del uso de armas de fuego de alto calibre, por parte de las fuerzas federales, empezaron a aparecer en redes sociales y medios electrónicos.

Inmediatamente, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) se apresuró a desvirtuar esa evidencia y, mediante un comunicado, señaló que “se tiene conocimiento que las detonaciones por arma de fuego registradas provienen de personas desconocidas ajenas a los bloqueos, quienes realizaron disparos contra la población y los policías federales, para así generar enfrentamientos”.

Sin embargo, el efecto no sólo fue contrario al esperado, sino que esas imágenes pronto saltaron del ámbito doméstico al plano internacional, cuando las agencias de noticias china “Xinhua” y la norteamericana Associated Press (Prensa Asociada) empezaron a difundir material de sus propias coberturas informativas.

Aun así, en la noche, la CNS, mediante una “tarjeta informativa”, insistió en negar lo innegable y en ocultar lo inocultable. Afirmó que los agentes participantes en el repliegue de los maestros “no usan armas de fuego, ni toletes”.

“Es mentira el uso de armas de fuego por parte de los elementos federales”, indicó.

Y, aún más, aseguró: “Esas imágenes son totalmente falsas, y no corresponden a los hechos que se están generando en la entidad”.

No obstante, más que pronto, el peso de la realidad y del escándalo de corte internacional, terminó por desmentir la mentira de la CNS.

Cuando la agencia Xinhua decidió defender la autenticidad de sus fotografías, aportando sus originales para el análisis de sus metadatos (algo así como el ADN de las fotografías digitales), la CNS no tuvo más que aceptar tácitamente su mentira y mandar, esa misma noche, al comisionado de la Policía Federal (PF), Enrique Galindo, a reconocer que sus elementos sí accionaron sus armas de cargo, según él, para defenderse, debido a que prácticamente vivieron una emboscada.

Pero esto no sólo se trata de un frustrado intento por institucionalizar la mentira, por engañar al pueblo sobre un acto criminal de lesa humanidad, sino de quién fue el responsable de esa estratagema, quién la operó y de quién debe ser enjuiciado por ello.

Hay quienes dirigen la mirada hacia el presidente Enrique Peña Nieto para ubicar a un autor intelectual con un perfil criminal ad hoc, demostrado desde que era gobernador del Estado de México (caso Atenco), pero lo obvio es que el encargado de operar, usar a la Policía Federal y autorizar la criminal represión contra los maestros y habitantes de Nochixtlán, igual del posterior intento de engaño, no es otro más que el titular de Comisión Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia.

Lo de Nochixtlán no fue una batalla, guerra o enfrentamiento entre fuerzas federales y miembros y simpatizantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), como se plantea en medios de comunicación nacionales, porque eso se da entre iguales que miden fuerza militar o de otra índole. Lo de Nochixtlán fue un avasallamiento, un aniquilamiento, por parte de las fuerzas federales contra el pueblo oaxaqueño.

Fue un crimen de lesa humanidad, y por esto, no sólo debe ser destituido, sino además juzgado Renato Sales Heredia, igual que quien se ha encargado de incendiar y atizar la inconformidad de la base magisterial, y ahora también de ponderar la fuerza del Estado para tratar de imponer, a sangre y fuego, la Reforma Educativa que sólo busca afectar conquistas laborales del magisterio nacional, sin mejorar los planes de estudios. Nos referimos al secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario