lunes, 14 de julio de 2014

LEMURIA. ( Frank Barrios Gómez)


En día el planeta Tierra, cansado de todo lo que el hombre le hace, reaccionó con tal furia, que lo borró casi por completo de la superficie. Nuestro planeta es un organismo viviente, que siente y reacciona ante estímulos. Pero sus moradores, creyéndose dueños de esa porción que ocupa el tercer lugar en el Sistema Solar, hace y deshace sin consultarle nada, y esto está acarreando la problemática que estamos viviendo.
Antiguamente, cuando el hombre iba a hacer algo, por insignificante que fuera, lo primero que hacía era pedir permiso a la madre tierra, para que con su consentimiento aquello se llevara a cabo, y los resultados eran satisfactorios. Buena pesca, siembra, cosecha abundante, paisajes hermosos, ríos de los cuales podía tomarse directamente agua y lo mejor, la armonía que existía entre la naturaleza y el hombre.
Pero un día, el hombre se llenó de codicia y comenzó a declararle la guerra a la flora. Empezó a talar árboles en forma criminal, afectando el hábitat de la fauna, eliminándole cada vez más su espacio, al grado de exterminar muchas de sus especies.
Mientras tanto, la especie humana sigue creciendo en forma alarmante, y es poco o nada lo que se hace por poner un freno. Verdaderos robots sin sentimientos, son los que deambulan por las calles de las metrópolis, atropellando a placer a sus hermanos, por los cuales ha perdido el respeto y la capacidad de ayudarle.
No cabe duda, que cuando una civilización llega a estas alturas y grado de corrupción, es el anuncio que está llegando a su fin. Todo lo que sucede es cíclico, y este caso no será la excepción.
La raza humana agoniza. Ella misma se está autodestruyendo. Está parada sobre una bomba de tiempo creada por ella misma. Lo que hace 50 años se creía sucedería en milenios, ahora la ciencia oficial dice que los tiempos se han acelerado, al grado que esos acontecimientos están a la vuelta de la esquina.
El Calendario Azteca, nos indica que antes de esta civilización existieron otras, las cuales sucumbieron por su sed de ambición, falta de respeto a sí mismos y al planeta Tierra.
(SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, SOLICITARLO A: laratrejo@hotmail.com)

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