martes, 17 de marzo de 2015

El peligro está en casa (II) por Ricardo Alonso LARA TREJO


   Ambos hermanos pasaban por momentos difíciles. La separación de sus padres los mantenía entre la depresión y la tristeza. La soledad y el llanto. No era fácil olvidar a quien les dio la vida. No comprendían la separación entre sus padres. La afectación se reflejaba más en Norberto por ser el mayor; no aceptaba, en muchas de las ocasiones, la presencia de Simón.
   Según estudios, Norberto y Fernanda Isabel pasaban por una edad muy difícil en donde los padres no se dan cuenta del daño emocional que se causa entre los menores, pues ellos observan que sus padres tienen un problema y que no saben cómo reaccionar ante esa separación.
   Al principio los infantes creían que sus padres volverían a juntarse, presionaban de manera inconsciente con sus conductas, realizaban actos que no llevan más que a un sentimiento de fracaso. Necesitaban saber que ellos no tenían la culpa de aquel divorcio. Estaban viviendo momentos dolorosos, pero que poco a poco ese dolor tenía que desaparecer. No sabían que un monstruo entraría a destruir sus vidas.
   En su último año de educación primaria, el desarrollo corporal de Fernanda Isabel ya rebasaba el de sus compañeras de la misma edad. Esta pubertad temprana la ponía en otro escenario de problemas emocionales.
   Hay evidencia que estas niñas de desarrollo temprano como el de Fernanda Isabel, están relacionadas con una autoestima baja, depresión, pérdida temprana de la virginidad, más parejas sexuales y un mayor riesgo de enfermedades de transmisión sexual. ¡El energúmeno de su padrastro, esperaba el mejor momento!
   Fernanda, ante este panorama, buscaba el cariño de su madre. Pero Julieta, no tenía más ojos que para Simón, su pareja. Sus hijos se encontraban en un segundo plano, sin saber que los ponía en la boca del lobo.
   En su cumpleaños número diez, Fernanda recibió felicitaciones de sus compañeros de grupo y en especial el de su hermano, quien ya comenzaba a sospechar de las malas intensiones de su padrastro. Veía la forma de cómo acariciaba constantemente a Fernanda. En ocasiones, hasta frente a su madre que no daba importancia el calvario que pronto pasaría su hija. (CONTINUARÁ)

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