lunes, 23 de febrero de 2015

"LOS PACTOS DIABOLICOS".por Frank Barrios Gómez.



El hombre siempre se ha visto rodeado de la magia, gracias a la cual consigue muchas cosas. Poder, dinero, mujeres, y hasta cumplir con caprichos extravagantes. Estar en la cima tiene un precio, y dependiendo sobre cómo se haya logrado ese objetivo, será lo que se pagará, al final de la existencia.
He conocido el caso de gente inescrupulosa, que con tal de obtener un objetivo, se van por lo fácil. Para ello buscan al chamán, y le dicen que cueste lo que cueste, haga el ritual para mantenerse en la cúspide. Que por dinero no se preocupe, y los medios que utilice (blanco o negro), tampoco le importa.
   El nigromante responde, que yéndose por la parte oscura será más fácil y más caro, a lo que el cliente responde que prefiere lo oscuro, sin importar el precio que deba pagar.
   Hay que tomar en cuenta lo siguiente, el consultante cree, que de esta manera burlará las fuerzas del mal, por ser el mago quien haga el trabajo. Pero qué equivocado está, porque tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata.
   Todo tiene un precio y debe pagarse. Aun así, gente ambiciosa es la que busca este tipo de trabajos, a sabiendas que todo tiene un término y al final de la recta, tienen la esperanza de poder burlar las cláusulas del contrato llevado a cabo con un ser infernal.
   Qué equivocada está este tipo de gente ignorante. Sería como ir a un banco a solicitar un crédito, con el cual salgan a flote del problema que les aqueja, y cuando sientan que ya no necesitan del banco, con la mano en la cintura echar por tierra el clausulado, que les compromete a pagar hasta el último céntimo solicitado, más los intereses.
   Es muy raro encontrar un mago en estos tiempos, que en verdad tenga el poder de deshacer pactos diabólicos, y si existen, no se prestarán a ayudar a esa gente ambiciosa y cegada de poder, porque por un lado estarían saliendo del hoyo, y pronto volverían a caer en una situación similar o peor.
   El ser humano es voluble y malagradecido. Cuando siente que el agua les llega al cuello, apelan a la ayuda de lo divinal. Dicen estar arrepentidos de sus errores, ingresan a la iglesia, comportándose como mansos corderitos y demostrando en esos momentos ser buenos fieles.
   Pero una vez que reciben la ayuda divina, y sienten que ya solucionaron su crisis, vuelven a las mismas andadas, olvidándose de lo prometido y recibido, para volver a ser los mismos de siempre, engreídos, ambiciosos y malagradecidos. No es de extrañarse, porque es parte de la naturaleza humana, olvidar a quien en su momento le ayudó, venderse al mejor postor (hipócritas), y morder la mano de quien en su momento le dio de comer. (SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, SOLICITARLO A: laratrejo@hotmail.com)

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