martes, 19 de mayo de 2015

¡Suicidio, con la soga al cuello! Ricardo Alonso Lara Trejo.

Imagen:portalnet.cl
   Es innegable que el problema económico  ha traído consigo el suicidio. Ante esta circunstancia, la economía juega un papel  enorme por la dificultad que se tiene para completar las necesidades básicas del hogar y la imposibilidad de buscar un empleo bien remunerado.  En los primeros meses  del presente año han aumentado en Campeche los suicidios en relación al año anterior, dejando a la deriva a decenas de menores de edad  en el abandono. Por principio de cuentas, las fuentes de trabajo bien pagados son negadas a las nuevas generaciones que cada vez más se multiplican, siendo mínimos los que logran ubicarse para subsanar los gastos familiares.  
    Muchos jóvenes, por la falta de empleo, buscan refugio en actividades ocias en donde pierden el tiempo de interacción real con sus compañeros, pero  especialmente con sus familiares. También, ante la desesperación de no encontrar trabajo, abandonan sus obligaciones familiares  por  seguir obsesivos intentos. Lo peor en estas personas es la depresión, llegando en la mayoría de los casos  al suicidio.  Esta desesperación por la falta de economía  aumenta enormemente, y decenas de personas pierden la comunicación con todos los que los rodea, algunos se aíslan  por completo e incluso, pierden la relación con los padres e hijos, se desatienden en su totalidad de sus deberes por dedicarse al alcohol o a las drogas, aunque sea algo totalmente absurdo.
Las estadísticas no mienten, el suicidio en Campeche se ha elevado considerablemente. Hasta el momento de escribir el presente artículo,  el número de suicidios llega a 34. De estos, de acuerdo a la Fiscalía General del Estado, en lo que va del año, 14 personas se han quitado la vida en Campeche; 11 en Carmen; tres en  Candelaria; dos en Champotón y Hopelchén y uno en Escárcega, Hecelchakán y Palizada, respectivamente.
   Por otra parte, también aumentan los casos entre jóvenes desempleados, quienes son rechazados  y son humillados por sus pares, convirtiéndose en otra víctima, quienes la mayor de las veces se alejan a quien quiera interactuar con ellos,  sin pensarlo  y sólo se enteran del mundo real, cuando algún conocido les manda la información. Entonces, tratan de   darse cuenta de su error, pero es demasiado tarde: su imagen está deteriorada y es casi imposible la recuperación y sólo les queda el camino del suicidio.
   Ante esta situación que crece constantemente en la entidad, las autoridades de los tres niveles, deben implementar campañas más agresivas  para evitar mayor número de suicidios, cuidando no lastimar los sentimientos de las personas, convenciéndolos de que existe un mundo real al  que hay que enfrentar en bien de la propia familia.




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