miércoles, 25 de marzo de 2015

EL AMULETO TALISMAN DE LA PRIMAVERA. por Frank Barrios Gómez.


   Estamos viviendo una época de grandes cambios, en los que el tiempo corre aprisa, como si quisiera terminar antes de lo normal. Es una sensación que cualquiera puede darse cuenta que la está viviendo, porque los días parecen más cortos, al igual que las noches. Los antiguos celebraban con grandes fiestas los equinoccios, sabedores de los cambios tanto físicos como espirituales, que estaban aconteciendo de una forma acelerada en el planeta.
   Debemos hacer conciencia que cuando se está suscitando un cambio, como el que acaba de pasar, de estación, terminando el invierno para dar paso a la primavera, se presentan eventos celestes, como el que se manifestó el día viernes, un eclipse solar que fue visto en el continente europeo. Siempre un fenómeno astronómico se lleva a cabo, anunciando grandes cambios que afectarán a la humanidad.
   En la mitología, se anuncia la entrada de la primavera como la partición del mundo, quedando los dioses como soberanos de lo que tenemos a la vista, el cielo, tierra e inframundo. Al llevarse a cabo esa división Zeus queda como regente del Olimpo. Poseidón, de las aguas, y Hades del inframundo.
   Deméter, esposa de Zeus, concibe a una hermosa doncella de nombre Perséfone. Era el orgullo de sus padres, y la diosa, viendo su inmensa belleza, decide apartarla de todo aquello que pueda perturbarla.
   Desde pequeña la aparta de la malicia de los dioses y de los hombres, escogiéndole para vivir un hermoso jardín, distante de miradas indiscretas que pudieran perturbarla. Para que no se sienta sola, le escoge un selecto grupo de ninfas, quienes están a su servicio, con la finalidad de hacerle vivir en un verdadero paraíso, sin que nada pueda perturbarle. Pero no todo puede ser felicidad ni entre los mismos dioses.
   El tío de Perséfone, Hades, señor del inframundo, hijo de Cronos y Rea, gozaba de un casco mágico que los cíclopes le habían obsequiado, y que le permitía hacerse invisible con sólo usarlo. Así podía viajar por los lugares por donde quisiera sin que nadie le molestara, gracias a su invisibilidad. Con el tiempo, llegó a descubrir el sitio donde se ubicaba el jardín, donde vivía su hermosa sobrina. Y pasaba largar horas en ese sitio, observándola, deleitándose con su belleza, naciendo en su interior un deseo lascivo hacia su sobrina.
   Llegó el momento en que Hades ya no pudo controlar sus impulsos. Perséfone había crecido lo suficiente y su belleza lo tenía trastornado. Es así como un día, en que ella se aparta de las demás ninfas, para recoger un tipo de flor que le gustaba y hacerse una corona para adornar sus dorados cabellos, Hades se transforma en una de esas flores y cuando la tuvo a su alcance la engulle raptándola sin darle oportunidad alguna de defenderse.
   Poco o nada pudo hacer Perséfone al darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Apenas alcanzó a lanzar un alarido de horror, al darse cuenta de su situación. Demasiado tarde para ella. Hades, quien tenía prohibido por parte de Zeus acercarse a su sobrina, la subió a su carruaje y emprendió veloz huida hacia sus dominios, donde nadie podría detenerlo ni recriminarle su malévola acción.

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