domingo, 12 de octubre de 2014

MITOLOGíA DE LA ANTIGüEDAD. Por Frank Barrios Gómez.



Muchos mitos que en la antigüedad eran considerados reales, resultan el día de hoy tema de fábula. En ese entonces no se contaba con los adelantos tecnológicos actuales, que permiten darle la vuelta al mundo en unos pocos minutos, además de conocer muchas cosas que se encuentran en el interior del planeta, como también en el espacio sideral.
El que se llegara a creer que la tierra, tuviese su fin en la línea horizontal, que se vislumbra al observar las aguas del océano, ponía en jaque a los marinos, quienes temían ir a dar con sus embarcaciones a un profundo precipicio, o en el peor de los casos, ser devorados por monstruos marinos. Por varios siglos se tuvo esta creencia.
En el apogeo de los griegos, pasar mas allá de las columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), equivalía a que los barcos sucumbieran ante gigantescas serpientes marinas, que con una sola dentellada eran capaces de engullirse una embarcación, con todo y su tripulación.
En la época de los romanos, era aceptado la existencia del grifo; criatura aterradora, engendro de león y águila. Todas aquellas embarcaciones que desaparecían sin dejar rastro alguno, habían sido devoradas por el grifo. Hombres y caballos resultaban el platillo predilecto de esta bestia.
Erik Pontoppidan, obispo noruego, en 1752 escribió en su libro “Historia Natural”, que las costas de Noruega eran asediadas por un monstruo, que tenía forma de gigantesco calamar, y era tal la fuerza ejercida por sus patas, que con ellas trituraba las embarcaciones, convirtiendo el sitio en un extenso cementerio de barcos.
Iván T. Anderson, presidente de la Sociedad para la Investigación de lo Inexplicable, en 1967, dio a conocer que repartidos en forma simétrica, a lo ancho de la Tierra, cada 72 grados exactos, existe una docena de sitios en los que se producen desordenes magnéticos, siendo uno de los mas inexplicables el del Triangulo del Dragón, frente a las costas de la ciudad de Yokohama, en la costa de Japón.
Este lugar se hizo famoso cuando entre 1949 y 1953, desaparecieron 9 buques de una manera más que misteriosa. En 1952, desapareció la nave científica Kaiyo Maru 5, que pretendía realizar investigaciones en la zona. El buque de guerra Shinyu Maru, escoltaba esa embarcación junto con el barco Shishene. Unos pocos cientos de metros era la distancia entre cada buque.
Extrañados por no obtener comunicación con el barco científico, deciden regresar al puerto la fragata de guerra y el Shishene, creyendo que el Kaiyo Maru 5 se había regresado. Grande fue la sorpresa al constatar que nada de eso había sucedido, y de inmediato se inicio la búsqueda del gigantesco buque. Hasta la fecha, su paradero sigue siendo todo un misterio. (SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, SOLICITARLO A: laratrejo@hotmail.com)

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