viernes, 25 de octubre de 2013

EL DIA DE LOS MUERTOS. Frank Barrios Gómez.


Estamos a punto de celebrar una vez más el día de los muertos, conocida esta tradición como “todos santos”. Es una celebración netamente mexicana, que por ese hecho, no quiere decir que culturas de otras latitudes de la Tierra, no hayan tenido también sus propias festividades para honrar a sus difuntos.
En México, esta celebración es todo un carnaval. Todavía se aprecia en ciertas comunidades, la magia ritual y el entusiasmo con que se festeja. Hermosos altares adornan las calles, donde un nutrido grupo de visitantes se deleitan apreciando el ingenio y misticismo con que se erigen los altares; junto con ciertas figuras que hacen alusión a personajes que ya fallecieron, y se les conmemora de esa manera.
El mexicano es único porque se burla y ríe de la muerte. Si muere un familiar hay borrachera y comilona. Y todos los años, se le sigue honrando a la usanza del pueblo mexica, poniéndole ofrendas en el altar, ya que según la creencia, los días principales, 1 y 2 de noviembre, el alma de esos difuntos visita a sus familiares, degustando lo que le pusieron como ofrenda en el altar.
Esta tradición, en México se viene celebrando desde antes de la llegada de los colonizadores españoles. Estudiosos de antropología, dicen que existen indicios de que esta celebración, se remonta hasta el año 800 a. C. en el festejo del Festival de los muertos, celebrado entre los aztecas entre los meses de julio y agosto. Se trataba de ofrendas que hacían después de la recolección de la cosecha del maíz, frijol, garbanzo y calabaza. Además de dar las gracias por esas dádivas a Mictecacihuatl, señora del Mictlan.
Pero también hay indicios, que etnias como la mexica, maya, náhuatl, purépecha y totonaca, llevaban a cabo la celebración de sus muertos, de por lo menos 3 milenios atrás. Se acostumbraba durante la época prehispánica, que se conservaran los cráneos humanos, para que fueran exhibidos como trofeos durante estas celebraciones.
Era común durante esta época, que a los difuntos se les enterrara con parte de sus objetos personales, los cuales según la tradición, necesitarían mientras estuvieran en el Mictlan (región de los muertos). Ahí debían pasar por un proceso de purificación, para que en su momento pudieran ingresar al Tlalocan (el cielo).(SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, FAVOR DE SOLICITARLO A: laratrejo@hotmail.com)

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