miércoles, 15 de abril de 2015

EL VERDADERO MOTIVO DE LA EXISTENCIA. Frank Barrios Gómez.



   Venimos a este mundo cargados de ilusiones. De pequeños jugueteamos y prestamos nula atención a los problemas, que aparecen y ni cuenta nos damos. Los progenitores son los encargados de solucionarlos y el infante, es espectador de lo que sucede en su entorno.
   Vemos a los niños y alguna vez nos preguntamos, cómo será la existencia que tengan que llevar, años más adelante. Ni siquiera se ponen a pensar en ello, porque carecen de la experiencia que deben aprender en la vida.
   Conforme avanzan los años, van quedando atrás muchas cosas, porque entra el sentido de la responsabilidad, y no puede continuarse sumido en un mundo donde no existen compromisos. Todo está sujeto a cambios, y el hombre no es la excepción.
   termina de estudiar y esos conocimientos son puestos en práctica, en el lugar donde contraten nuestros servicios. Se forma una familia, llegan los hijos, y la vida continúa hasta que llegue el momento de abandonarla, porque nadie es eterno en este mundo de los vivos.
   Algunos se aferran construyendo castillos. Se olvidan que además deben disfrutar sanamente todos los momentos que se presenten. Están obsesionados con ser una réplica del rey Midas, y si es que llegan a reaccionar, cuando quieren no pueden, porque el cuerpo ya está deteriorado por infinidad de circunstancias. Y cuando pudieron no quisieron, por estar sumidos en la avaricia.
   Al final de cuentas, nada nos llevamos cuando tengamos que partir. La muerte llega puntual en su día y hora, y no hace excepción alguna, ni permite que alguien se despida de sus seres queridos, o empiece a poner orden en todo lo que va a dejar, para que no haya tanto problema entre los deudos, ya que no estando el viejo (a), se creen poseedores únicos de lo que deja, para empezar a despilfarrarlo. Claro, como esa clase de buitres no tuvieron que trabajar para formar ese patrimonio, no valoran y lo único que les interesa, es seguir dándose la vida de despilfarro, a la que están acostumbrados.
   Y llega el momento menos deseado en esta vida, la muerte. ¿Alguien está preparado para ello? Es cuando se clama que el Todopoderoso otorgue tiempo, para poner las cosas en orden. Pero dejamos pasar mucho tiempo para que eso fuera posible, y como buenos ignorantes, quizá pensamos en que a la muerte se le olvidaría venir por nosotros, y ese instante será para cuando nosotros lo invoquemos.
Hará unos 20 años, en una conferencia que diserté sobre “Los misterios de la vida y de la muerte”, dije que si entre los presentes, había alguien que quisiera morirse. Una dama levantó la mano y recalcó que ella sí quería morirse.
   Pasó el tiempo, esa dama continuaba asistiendo a mis eventos. Murió su madre. También una de sus hermanas y ella, todavía continúa deambulando por este mundo. Y no se ve para cuando vaya a morirse. Qué ironías de la vida. Dios no cumple caprichos ni endereza jorobados.

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