lunes, 20 de octubre de 2014

GERARD CROISET. Por Frank Barrios Gómez.



"Veo a su hija cruzando un potrero grande y luego un viaducto. Ahora la veo en un lugar donde hay almacenes, cerca de un sitio donde hay mucha agua con muelles y muchos botes. La veo en un camión y en un automóvil grande de color rojo”.
¿Esta viva?—pregunta el angustiado padre.
“Si, no se preocupe, --responde Croiset--. Sabrá algo definitivo dentro de seis días”.
Carol, de 24 años de edad, hija del profesor walter E. Sandelius había desaparecido hacia 8 semanas de un hospital de Topeka en el estado de Kansas. La policía había distribuido por todo el país fotografías de la joven sin obtener un resultado satisfactorio.
Desesperado y sin esperanza alguna, el 11 de diciembre de 1959, el profesor Sandelius telefoneo a la Universidad de Utrecht, y le expuso el caso al profesor Willem Tenhaeff, parapsicólogo que llevaba muchos años estudiando al detective psíquico Croiset.
Quedaron en volverse a comunicar al día siguiente, para que expusiera el caso directamente a Gerard, y lo que escucho de labios del detective psíquico se encuentra plasmado al inicio de este escrito.
Al sexto día de esa platica, el profesor Sandelius bajo las escaleras de su casa, a las 8 de la mañana para telefonear al profesor Tenhaeff y en el momento de levantar la bocina, no podía dar crédito a lo que sus ojos estaban mirando a través de la ventana.
Su hija Carol estaba sentada en el sofá. Tal y como lo predijo Croiset, con precisión se llevo a cabo esta premonición.
Gerard Croiset era una persona dotada del don de la clarividencia, y se especializaba en localizar personas extraviadas, acertando en un 80% de los casos. Colaboró con la policía de más de 6 países a localizar personas extraviadas, y nunca aceptó dinero por su labor de psíquico. Continuamente diarios como el Haagsche Courant, escribían en el encabezado de un articulo: “Croiset tuvo razón una vez mas”.
Croiset nunca pudo explicar el porque de su poder. En alguna ocasión describió que veía un polvo fino que se organizaba en puntos, y líneas de las cuales surgían las imágenes, primero bidimensionales para transformarse en tridimensionales. La visión era en blanco y negro pero si aparecían a color, indicaban que el desaparecido estaba muerto.
Nunca quiso participar para aclarar crímenes, por temor a equivocarse pero sí aportaba datos sobre personas que estuvieron presentes en la escena del crimen, además de dar datos que ayudaran a esclarecer el asesinato.
El profesor Tenhaeff había diseñado la “prueba de la silla”, para demostrar que Croiset no solo podía adivinar la suerte de personas extraviadas. Días antes de una reunión, se seleccionaba una silla al azar y se le pedía a Croiset, indicara quien ocuparía ese lugar. Por escrito y en sobre cerrado, el detective detallaba sobre la persona que ocuparía el lugar, el sexo, detalles sobre su trabajo, y la descripción concreta de un incidente en la vida de esa persona. (SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, FAVOR DE SOLICITARLO A laratrejo@hotmail.com Y CON GUSTO SE LO REENVIAMOS)

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