martes, 25 de marzo de 2014

COLOSIO EN LA TRANSFORMACIÓN DE MÉXICO CEN del PRI Martes, 25 de marzo de 2014


El 6 de marzo de 1994, ante su destino, Luis Donaldo Colosio se comprometió a “concretar la transformación democrática de México”. Veinte años después, ese propósito se está cumpliendo.
Sus legatarios, políticos de corrientes diversas, tomamos la estafeta que su abrupta ausencia dejó y la adoptamos como consigna. Nuestro desafío es que la “reforma del poder” que él postuló, transforme la vida de la gente.
La conmemoración del día que conmocionó a México, es ocasión propicia no sólo para recordar, sino para reconocer al primer político del régimen de partido hegemónico que hizo en público, lo que muchas voces hacían sólo en privado: la autocrítica responsable.
El pensamiento y la obra de Colosio resultan cada vez más tricolores porque son cada día más, patrimonio de los mexicanos. Por eso, la mejor forma de honrarlo es conciliando y construyendo. Y fue así que, haciendo cesiones mutuas, en diálogo respetuoso y colaborativo, las principales fuerzas políticas integramos un plan de acción conjunta, esa “incubadora de acuerdos” en la que se convirtió el Pacto por México, del que derivaron iniciativas de reformas transformadoras que fueron enriquecidas, completadas y aprobadas por el poder revisor de la Constitución.
Haciendo valer los proyectos de todos, hemos puesto fin, como Colosio planteaba, “al monopolio de las iniciativas”. Juntos hemos sentado las bases para renovar los términos de la “relación entre el ciudadano y el Estado” y en este nuevo vínculo no hay, no debe ni puede haber, “vestigio alguno de autoritarismo”, como lo deseaba Colosio. Se ha decidido, además, redistribuir el poder, haciendo que su ejercicio sea cada vez más horizontal y democrático, y lo ejerzan instituciones del Estado más fuertes.
Por su parte, con una actitud a todas luces madura de su titular, como lo dictó Colosio, el poder Ejecutivo “se sujeta estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático”, y “respeta las atribuciones del Congreso”, con el que ha establecido un diálogo respetuoso, tan armónico como fructífero.
Dirigidas a la redención social, las reformas transformadoras no olvidan lo que Donaldo decía: “sin una mejor distribución del ingreso, la economía se debilita y se cierra el camino al crecimiento; pero sin una economía fuerte, no hay política social ni eficiente ni duradera”. Esa es la ética de la política.
Con todo lo anterior se actualiza el “cambio con rumbo y con responsabilidad” de inspiración colosista, que es rasgo inequívoco del horizonte que una bala interrumpió, pero que los mexicanos de ahora tenemos al alcance de nuestro esfuerzo y de nuestra capacidad de convivir y converger.

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