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Los tiempos han cambiado y la mentalidad del ser humano ha madurado. Estamos viviendo épocas revolucionarias, en la que casi todo tiene una explicación científica. Lo que antes se conocía como “poder”, ahora se sabe que el organismo se encarga de segregar sustancias que no todos segregan, y esto es el motivo de lo que se manifiesta en esa persona, que le hace diferente ante los demás.
En estos momentos, ya no resulta extraño que alguien posea la facultad de ver a través de los objetos, que pueda proyectar su mente al futuro, para observar acontecimientos que todavía no se manifiestan en nuestra tercera dimensión, o que se intuyan hechos que están por venir. Pero que alguien resulte un imán, porque su cuerpo atrae objetos que se pegan a él, es como buscar una aguja en un pajar, porque los casos que se conocen son pocos a nivel mundial.
Al referirme a personajes que inexplicablemente poseen un magnetismo fuera de lo normal, no me estoy refiriendo a aquéllas que poseen una fuerte personalidad, y con su sola presencia atraen las miradas y atención de los presentes. Aquí el caso es que la atracción consiste en objetos metálicos, como si el cuerpo fuera un gran imán.
Brenda Allison, de nacionalidad británica, desde niña, comenzó a dejar de manifiesto que su cuerpo poseía un campo electromagnético fuera de lo común. Los metales se adherían a ella de una manera inexplicable: monedas, alfileres, imanes, y hasta tapas de envases de vaselina eran atraídos con facilidad, permaneciendo pegados en ella hasta por 45 minutos.(CONTINUARÁ)
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