lunes, 20 de abril de 2015

La viga que a fuerza se quiere ver en el ojo ajeno. Gerardo García (La Razón)

Gerardo García

Es que simplemente algunos quieren ver lo que no hay. Encontrar divisiones en una relación que no las tiene. Plantear escenarios a través del manejo de medias verdades. Fomentar a través del manejo mediático una suerte de río revuelto para ver si es que así algunos pescadores pescan.  
 
No es para nadie desconocido que le precedió una convulsa etapa, breve sin duda, en que parecía que el signo de su gestión sería la división. Que el amago de ruptura en la Asociación de Hoteles de Cancún se convirtió para Carlos Gosselin en la determinación de consolidar unidad y que, al menos hasta ahora, lo va consiguiendo. Respetable igual la decisión de las cadenas hoteleras que salieron de la agrupación y que para él su regreso es una de las prioridades. Unidad que tiene que verse como el fortalecimiento de ésta y que, como se lo dijo el gobernador Roberto Borge la noche de la toma de protesta, es necesaria para que el sector siga en el camino que lleva.
Y es ahí donde el tema lleva a algo más.
 
El manejo mediático de dos temas que tienen una mezcla de realidad y de mentiras se ha convertido en las últimas semanas en un martilleo que se comprende en tanto la coyuntura política existente. Elecciones en unas semanas y a meses de que comience en forma el proceso sucesorio de la gubernatura de Quintana Roo. Tiempo en el que algunos pretenden, a través de la manipulación de la realidad, ganar espacios y poder.
 
No es cierto que la división de la Asociación de Hoteles de Cancún sea un tema que le beneficie al gobernador Borge. Tampoco es verdad que la división se haya dado por el manejo de los fondos de promoción en la Oficina de Visitantes y Convenciones o por injerencias externas. La salida de cadenas como Oasis de Pedro Pueyo se debió a diferencias en torno a la manera en que se concretó la elección de Gosselin para la presidencia del organismo. Un tema que está en proceso de acercamiento y que no significará mayor ruptura. Tampoco es verdad que Carlos Gosselin haya acortado su periodo por efectos de ello, sino que lo decidió, y asì se lo transmitió al consejo, porque definió claramente sus objetivos y sus tiempos.
 
No hay, como pretende acusarse en algunos espacios periodisticos, una decisión gubernamental de retener los recursos para la promoción turística. No es cierto que el tema de la deuda soberana del estado tenga que ver con ello. Es cierto, sí, que hay una falta de liquidez que ha golpeado al país en los últimos años y los fondos de promoción no quedan exentos de ello. No hay, y esto puede comprobarse con hechos, decisiòn alguna de recortarlos o de restringirlos; por el contrario, la estrategia de promoción que maneja la OVC, a cargo de Jesús Almaguer, consensuada con los representantes de la iniciativa privada, no ha cesado y los resultados se han reflejado en la realidad. Hay en efecto un tema con la liquidez que no está exenta ninguna oficina de este tipo en el paîs. Es conocida la situación que vive el Consejo de Promoción Turística de México y acusar al presidente Enrique Peña Nieto de no quererle aportar fondos al Turismo sería una falsedad.

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