martes, 1 de julio de 2014

LA MUERTE. Frank Barrios Gómez.



La muerte es algo que siempre cargamos sobre nuestra espalda, y a nadie debe asustarle cuando se debe empezar a planear, lo que se hará llegado ese momento. Quita el sueño a muchos, creyendo que es de mal agüero prepararse para que llegado ese momento, la partida sea menos dolorosa, tanto para él como para quienes le rodean.
En esta vida todo está sujeto a una planeación. Las grandes empresas planean sus metas a corto, mediano y a largo plazo. Conforme avanza el tiempo, se irá haciendo un balance para analizar cuáles han sido los logros obtenidos. En base a ello, se hará una reestructuración para analizar las estrategias utilizadas, y recoger los logros obtenidos.
Así debe ser la vida. Hay que planificar hasta donde se quiere llegar, y una vez visualizada la meta, empezar a darle forma a esos proyectos para que se logren, en base al esfuerzo que se aplique.
Pero hay gente que no es buena planificando. Se obsesionan en algo y no descansan hasta adquirirlo. No se detienen a pensar que no todo en la vida debe ser trabajo o diversión. Ambas cosas deben mediarse para vivir siempre en equilibrio. Y de esta manera, sin necesidad de sacrificar a la familia, la vida se transforme en un gozo, para que cuando se llegue al final, se esté preparado para partir de este mundo sin dejar pendientes, que nos atormenten en ese viaje al más allá, que angustia a quienes vivieron y atesoraron, como si toda su fortuna les acompañaría a ese nuevo renacer.
En la antigüedad, nuestros ancestros estaban preparados para cuando llegara ese momento. La persona partía en paz, sabiendo que no dejaba pendientes los cuales a última hora resultan un problema más para quienes se quedan en el mundo de los vivos.
“Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo vida”… “Vida nada me debes. Vida estamos en paz” Palabras del Amado Nervo, las cuales deben ser una reflexión porque en su momento, se hará un balance sobre cómo se vivió la existencia.
Hay gente que llegado el momento externan: “Estoy tranquilo y no le temo a la muerte. Hice todo lo que quise. Formé una familia, mis hijos son profesionistas y tienen su propia familia. Disfruté a mi modo y logré mis objetivos. En el momento que Dios me quiera recoger puede hacerlo. Me voy en paz de este mundo y muy agradecido con la vida”.
Son pocas las personas que llegan al invierno de su existencia, con este tipo de pensamiento y sentimiento. La gran mayoría no se prepara para aceptar que en cualquier instantes se emprenderá ese viaje, el cual es lo único seguro que se tiene en la vida. Es una sacudida que se experimentará se quiera o no, porque no somos inmortales.
Hay que vivir en paz con uno mismo y con quienes nos rodean. Llegado el momento, aunque se tenga una muerte violenta, la partida será menos dolorosa. Vivir liberado de odios, apegos, rencores y venganzas, hará que esa partida sea menos dolorosa y de una forma serena.
Todavía se aprecia en algunas religiones cuando muere un ser querido, que la gente se reúne para despedirle, y en el trayecto a su última morada lo acompañan con cánticos, como cuando se despide con una fiesta al ser que inicia un viaje, buscando nuevos horizontes. (SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, SOLICITARLOS A: laratrejo@hotmail.com)


Para todos mis amigos, con mucho afecto. Además de mi artículo, envío invitación para la conferencia "Los espíritus de la naturaleza", la cual disertaré este sábado, 05 de julio de 2014. En datos adjuntos envío la invitación. Esperamos contar con su valiosa asistencia.

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