viernes, 13 de junio de 2014

LUCES DEL SIGLO.- La Columna Invitada: "Las Obsesiones y Traumas de Carlos Joaquin" ( Guillermo Vázquez Handall)


COLUMNA CONFESIONES
 
RESPUESTA
Por Guillermo Vázquez Handall
11/06/2014
 
Obsesiones y traumas de Carlos Joaquín.- Carlos Joaquín González ha querido y quiere ser gobernador de Quintana Roo a toda costa, aunque en ello le vaya ir en contra de todo y todos, pero en esa obsesión y terquedad. Carlos Joaquín no quiere competir, su anhelo es ser impuesto.
 A Carlos Joaquín no le interesa ni le importa lo que piense o sienta la sociedad quintanarroense, ni siquiera la entiende toda vez que no es oriundo del estado y su origen y formación están en Yucatán.
 Sin embargo Carlos Joaquín no ha hecho más que coleccionar rivales y errores, adoptando comportamientos que atentan contra la cordura de la ortodoxia política. Porque en la realidad. Joaquín González no está considerado en el escenario sucesorio, así se empeñe en querer hacer parecer lo contrario. Está vetado en los Pinos y en el Palacio de Gobierno de Quintana Roo.
 Con todo y ello, a pesar de que la distancia y la realidad, parecían haber puesto en su lugar a Carlos Joaquín la celebración del pasado Tianguis Turístico realizado en Quintana Roo, sirvió de marco para un intento de reaparición, que terminó por ser una vez más una muestra de que sus traumas y fallidas ambiciones, son el fundamento de sus mentiras. Eso porque cuando Carlos Joaquín intentó aprovechar su cargo en el reflector del evento, para establecer su propia agenda, la Secretaría de Turismo federal lo paró en seco.
 Como ha pasado cada vez que Carlos Joaquín ha querido filtrar información en medios de comunicación que circulan en la capital del país en contra de las autoridades del estado. Sigue empeñado en tratar de ser candidato al Gobierno de Quintana Roo aún a pesar de que políticamente y él lo sabe, está totalmente inhabilitado para ello.
 Sin embargo, en contra del más mínimo margen de cordura, debido al complejo de inferioridad que siempre lo ha caracterizado, pretende presentarse como un ente superior, que se asume merecedor de posiciones materialmente por designio divino y no por méritos propios.
 Ese ha sido su comportamiento siempre en lo que va de su breve carrera política, por lo que precisamente y al no tener fundamentos sólidos, la misma se fue evaporando. Pero independientemente del análisis de su por demás lamentable situación personal, su inhabilitación política obedece a argumentos políticos. Primero porque con el retorno del PR1 al poder presidencial, también se recuperaron los valores esenciales de la ortodoxia, de tal suerte que para ascender en la carrera política hay que cumplir con los requisitos establecidos.
 Carlos Joaquín no sólo no cumple con los requisitos básicos, además adolece del valor fundamental para triunfar en el sistema priísta, simple y llanamente no es merecedor ni digno del otorgamiento de la confianza.
 Recordemos que Carlos Joaquín obtiene su actual posición como subsecretario de Turismo, gracias al intercambio de información relacionada con actividades de sus rivales políticos, más como el pago a un sicario, no como un reconocimiento y mucho menos por integración de equipo.
 De hecho esta actitud le valió el calificativo de "personaje oscuro" en el círculo cercano al presidente de la República, donde es visto con desprecio y sin ninguna posibilidad de ascenso.
 Más aún cuando trató de enfrentar a su superior jerárquico, la secretaria de Turismo Claudia Ruiz Massieu, producto de su distorsionado estado mental y errático comportamiento, lo que produjo que Ruiz Massieu lo 'congelara'.
 Así que mientras Carlos Joaquín a toda costa pretende que en Quintana Roo se piense que cuenta con apoyos federales y simpatías alrededor del poder, que su posición en la Secretaría de Turismo es sólida y peor aún de que goza de popularidad local, la realidad es totalmente opuesta. Carlos Joaquín transita en el gobierno federal sin trascendencia, con un desempeño que cada día pone en entredicho su continuidad, en una mediocridad que es la causa de su estancamiento.
 Carlos Joaquín ha querido construir percepciones, pero estas no van en correspondencia con la realidad, porque ni tiene los apoyos de los que presume, ni la popularidad local que ansia. En contraste la relación política y personal entre el gobernador y el presidente de la República está en su mejor momento, prueba de ello el respaldo irrestricto del jefe del Ejecutivo federal a las decisiones políticas de Roberto Borge.
 La sucesión gubernamental la va a decidir el presidente Peña Nieto en acuerdo con el gobernador Borge Angulo, quien es evidente tiene mano para proponer y vetar de acuerdo a las prerrogativas de su cargo. De tal forma que el escenario muestra una imagen en la cual Carlos Joaquín no aparece.
 Carlos Joaquín no es más que un personaje de ínfima talla política, que tuvo como muchos una etapa de suerte, mediante la cual sin ningún merecimiento o virtud, le permitió gozar de un poder que terminó por desquiciarlo. Pero afortunadamente en Quintana Roo ya no hay espacio para los vendedores de espejos, piratas que sólo buscan saquear la entidad en su beneficio personal.

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