sábado, 18 de enero de 2014

DIOS. Frank Barrios Gómez.


Hablar sobre Dios resulta tan complejo, que muchos prefieren quedarse mudos, encogerse de hombros y hasta retirarse por el temor a estar, según ellos, cometiendo pecado mortal.
Ya pasaron aquellos años, en los que los curas atemorizaba al pueblo, diciéndole que no leyeran la Biblia, porque terminarían locos. Y con mucho temor, alguien se adentraba a leer un poquito de este libro sagrado, para no desatar la ira de Dios.
Pero, ¿Quién es Dios? ¿Dónde buscarle? ¿Será cierto que se trata de un Dios celoso? Preguntas y más preguntas, que a la larga conllevan a una respuesta tibia, que no tiene mucho fundamento de peso para satisfacer a la masa.
Recuerdo que en mis tiempos mozos, cuando estaba cursando el catecismo para hacer la primera comunión, se nos decía que Dios era un personaje de cabellera, barba, túnica y sandalias blancas, y se le encontraba en el cielo. Para esto, la monja señalaba con su dedo índice al firmamento.
Y eso debía aceptarse como un dogma, ya que de lo contrario vendría una reprimenda, por no acatar los designios del clero católico.
Los tiempos han cambiado y la mentalidad del ser humano ha madurado. Ya no acepta imposiciones y si no encuentra respuesta a sus inquietudes, sencillamente se cambia de religión, quedándose donde le den el trato que merece y se sienta a gusto.
Hoy en día pululan infinidad de cultos, credos y escuelas filosóficas. Todas ellas adoran al mismo dios, sin importar el calificativo que le otorguen. Manitú entre los indios de Norteamérica. Buda para los budistas. Brahma le dicen los hindúes. Gran Arquitecto del Universo lo nombran los masones. Dios, entre muchas religiones y Magna presencia Yo Soy, lo conocen los estudiosos de metafísica.
El nombre es lo de menos, porque esa energía es la misma aquí y en China. Todos los credos le adoran a su manera, haciendo cada quien lo que considera correcto.
Pero la moneda continúa en el aire. ¿Quién le ha visto? Acaso se le ha aparecido a alguien y le da órdenes. Aunque alguno que otro diga que está en comunicación con él, la verdad es que nadie puede probarlo. Y aunque se pida un acto de fe, para aceptar a quienes dicen estar en contacto con el Divino Creador, la verdad es que nadie puede probarlo satisfactoriamente.
Samael Aun Weor decía sobre Dios: “Es aquello…Aquello…Aquello… Los grandes iniciados lo describen como una energía muy pura, que de acuerdo al grado de pureza de cada quien, puede llegar a encarnársele, para estar en gracia de él.(SI DESEA EL ARTÍCULO COMPLETO, SOLICITARLO A: laratrejo@hotmail.com)

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