¿Será el Papa negro y el último del catolicismo? Colaboración de Frank Barrios Gómez.

lbino Luciani, conocido como el Papa de la sonrisa, nace un 17 de octubre de 1912, en la Canale d’ Agordo, perteneciente a la provincia de Belluno, Italia. De origen humilde y tímido, nunca se llegó a pensar que a la edad de 66 años se convertiría en el sucesor de San Pedro.
    En 1978, cuando fue ungido como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, negros presagios se ceñían sobre su cabeza. Las profecías de San Malaquías, las cuales el Vaticano no refuta, pero las toma en cuenta, indican que él sería el “Papa de la media luna”. Nunca la humanidad imaginó que esa profecía se refería a un pontificado sumamente corto, 33 días.
    El Papa de la sonrisa, quien pensaba hacer grandes reformas dentro del Vaticano, cometió el error de hacerlas públicas antes de llevarlas a cabo. Esto hizo que el grupo que gobierna los intereses romanos, no estuviera de acuerdo ya que se les acabaría su mina de oro, y de una manera poco creíble para el mundo, el Vaticano anuncia el 26 de agosto de 1978, que Su Santidad, Juan Pablo I, moría víctima de un infarto al miocardio.
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Investigaciones posteriores, indicaron que Juan Pablo I, murió por la ingestión de un potente vasodilatador. Pensaba hacer cambios importantes en el Vaticano, removiendo de sus puestos a gente importante, como lo indicaban los documentos que tenía en sus manos, cuando lo encontraron muerto.
    Juan Pablo II, con su carisma de “Papa viajero”, acalló los murmullos de la gente sobre la muerte de Juan Pablo I. Benedicto XVI no tuvo el carisma de Karol Wojtyla y acaba de anunciar su renuncia. Motivos, la verdad nunca se conocerá. Pero nadie puede negar que el Vaticano ha entrado en crisis. Será que los documentos robados por el mayordomo, el pasado año, y entregados a la prensa, son la verdadera causa de esta dimisión. Si nos apegamos a las profecías de San Malaquías, quien sucederá en el trono de San Pedro, será el Papa negro y el último del catolicismo. Como anuncio nefasto, después de la dimisión de Benedicto XVI, sobre la cúpula de la Iglesia de San Pedro cae un rayo. Hay que darle tiempo al tiempo para ver qué sucede.

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