martes, 10 de abril de 2012

LA LEYENDA DEL VOLCÁN POAS.(Última parte) Frank Barrios Gómez.

Cierto día, el cielo se ennegreció. De la montaña comenzó a salir una nube oscura de ceniza. La lava comenzó a desbordarse amenazando con arrasar al poblado. La tierra se estremecía y los asustados indígenas, buscaron refugio en sus chozas y cuevas.
Pero el volcán no cesaba de demostrar su furia. Se le hicieron ofrendas de sacrificios de animales y frutas, pero la fiereza aumentaba a cada momento.
Los ancianos de la tribu, ante esa situación se reunieron y el más anciano, dijo que iría a hablar con su dios para saber qué era lo que quería, y se apaciguara su furia. Así lo hizo y se presentó a las faldas, donde la lava corría a raudales.
Días después, se presentó ante su pueblo y dijo haber platicado con el espíritu del volcán, el cual le dijo que no bastaban los sacrificios de animales, porque lo que quería era el de un humano, y debería ser la doncella más hermosa del poblado.
Todos sabían quién era esa persona y sin pensarlo 2 veces, se dirigieron a la choza de la amiga de los pájaros. El rualdo comenzó a revolotear como anunciando a su ama del peligro que le asechaba. Cuando llegaron los del pueblo, dijeron a la muchacha que no se opusiera a los designios de su dios, porque de todas maneras, ya se había tomado la decisión de sacrificarla para apaciguar la ira del coloso, o en caso contrario, el pueblo entero sucumbiría.
Ante esa situación, la amiga de los pájaros comprendió que le era imposible huir y de todas maneras, siempre la iban a sacrificar.
Llegado el momento, fue conducida ante las faldas del volcán y obligada a subir a la cima. No podía retroceder, porque atrás estaban las filosas lanzas de pedernales de los guerreros y adelante, la muerte segura al arrojarse a la ardiente lava.
Cuando se iba a consumir el sacrificio, de repente apareció el rualdo y en el lenguaje que sólo comprende la naturaleza, comenzó a cantar como nunca lo había hecho, al tiempo que burlaba las bocanadas de lava, y le pidió clemencia por su ama al espíritu del volcán, ofreciéndole a cambio su hermoso trino, al tiempo que se arrojaba a la incandescente lava.
Se produjo un silencio inmediato. El volcán apaciguó su ira. Había aceptado el trato de la avecilla y lloró como nunca. De esas lágrimas, se formó la hermosa laguna que está en el fondo, y ante los ojos atónitos de los presentes, emergió del cráter el rualdo, sólo que nunca más se volvió a escuchar su hermoso trino. Había sacrificado su voz por la vida de la doncella y ahora, su plumaje se había dorado por el intenso calor, asumiendo tonalidades rojas, verdes, celestes y amarillas.
Actualmente pueden verse rualdos en los bosques del volcán Poás, pero es un ave muda. Ese hermoso trino que le caracterizó en antaño, ahora es cosa del recuerdo. Y la naturaleza, como muda testigo, guarda en sus archivos esos trinos que hicieron enternecer a un coloso, apaciguándole su ira e impidiéndole que acabara con toda una comunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario