domingo, 8 de enero de 2012

EL ORIGEN DE LA NAVIDAD. Colaboración de Frank Barrios Gómez.

¿Desde cuándo se celebra la navidad? Es una costumbre venerada desde hace casi 5 milenios, y que los babilónicos veneraban 2.600 años a. C. Roma, con el afán de unir al imperio que se derrumbaba, la trasladó a su pueblo como fiesta cristiana.

En ese entonces, existió una reina de nombre Semiramis, quien en su vientre gestaba a su hijo Tamuz, a quien había procreado sin contacto de hombre alguno, y ella permanecía virgen.

Tamuz era la reencarnación del dios sol, adorado por los egipcios, y Baal para los caldeos. Su nacimiento se celebraba dentro de una gran fiesta que degeneraba en orgías, y los árboles se adornaban con cerezas rojas y bolas brillantes, en honor al sol.

La leyenda del árbol, se desarrolló en base a lo que dijo en su momento Semiramis, que en una noche, un árbol verde creció de un tronco muerto. El tronco muerto, supuestamente era la representación de su esposo Nimrod, ya fallecido. En el Génesis 10.9, se menciona a

Nimrod como un gran cazador, al servicio de Jehová. Según el pueblo de Babilonia, Nimrod había vuelto a nacer gracias a Tamuz.

Por esa fecha, se popularizó el culto a la madre y al hijo, elevándolos a la altura de divinidades. Semiramis pasó a ser la reina del cielo, conocida también con los nombres de Astarot, Diana, Isis y Astarté. Mientras que su hijo Tamuz, en Egipto se le conoció como Horus, el niño Dios para los católicos.

El paganismo de Babilonia, trascendió fronteras llegando hasta el Imperio Romano, celebrándose el nacimiento del dios invicto, el jamás vencido, el sol, el 25 de diciembre. Era una festividad de carnaval, donde el vino corría a raudales, y los romanos, emborrachados y hastiados de tanta comida y sexo, no tenían tiempo para perseguir a los revoltosos cristianos, quienes aprovechaban esos días para pregonar sus enseñanzas con libertad.

También era costumbre en ese entonces, adornar las puertas de las casas con coronas hechas de hojas verdes, se acostumbraban los regalos en señal de amistad, y adornaban un árbol con frutas y objetos que representaban al sol. Esta era la fecha del solsticio de invierno, y se llevaba a cabo para conmemorar el nacimiento de la divinidad solar, que había sido gestada en el vientre de la reina del cielo.

En el año 325, cuando el Imperio Romano, por orden de Constantino, acepta como religión oficial al catolicismo, de una manera mañosa, hicieron una mezcla de las costumbres de Babilonia con las romanas y las adaptaron al cristianismo. Semiramis pasó a ser la Virgen María, y Tamuz el niño Dios. La fecha se siguió respetando, 25 de diciembre, y el intercambio de regalos y adornar un árbol, es cosa que continúa hasta nuestros días.

El obispo de Mira, Nicolás, hombre que en vida fue dadivoso con los pobres, en época navideña daba muchos regalos a los pobres. Cuando murió, la Iglesia de Roma lo elevó a los altares como santo, de ahí la leyenda de San Nicolás o papá Noel, cuya residencia está en el Polo Norte, y ayudado por los gnomos. La noche del 25 de diciembre, visita a aquellos niños que se han portado bien y le han escrito cartas donde se indica el regalo que esperan recibir.

Todos hemos tenido una niñez y con ansia esperábamos que llegara esta festividad, y al despertar, lo primero que hacíamos era buscar bajo las cobijas, lo que se había pedido a Santa Claus. Que esa infancia nunca desaparezca de sus corazones, queridos lectores. Y desde mi tierra natal Costa Rica, San José, les envío cordiales saludos esperando hayan disfrutado de estas hermosas fiestas, con la esperanza que el año entrante, el Todopoderoso nos permita pasarlas al lado de nuestros seres queridos.



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